El Museo de Bellas Artes de Badajoz muestra casi 500 estampas pertenecientes a su colección permanente de obra grabada
El Museo de Bellas Artes de Badajoz muestra hasta el próximo domingo, día 28, su colección permanente de obra grabada que asciende a un total de 494 estampas y que, en su gran mayoría, se encuentra en almacén.
El grueso de la colección se sitúa cronológicamente dentro de los siglos XIX y XX, destacando por su carácter de conjuntos la Colección litográfica de los cuadros del Rey de España y la Colección de Vistas de los Sitios Reales, proyectos dirigidos por José de Madrazo y que suman un total de 300 imágenes realizadas entre 1826 y 1836.
Aunque de manera testimonial aparecen artistas extranjeros como Pieter de Jode en el siglo XVI, Jacques-Simón Chéreau en el XVIII u Oswaldo Guayasamín en el XX, son los artistas españoles los que copan el protagonismo de la colección.
De esta forma, Francisco de Goya enriquece el siglo XIX, mientras en el siglo XX los visitantes podrán encontrar nombres fundamentales en la Historia del Arte español como Prieto Nespereira, Castro Gil, Picasso, Dalí, Juan Alcalde, Antoni Tàpies, Saura, Guinovart, Alberti, Eduardo Arroyo, Luis Gordillo o Manuel Alcorlo.
Fuente: EuropaPress.es
Los artistas extremeños, según informa ECO y recoge Europa Press, no han estado ajenos a las técnicas grabadas y sus obras también están presentes en la colección pacense destacando los nombres de Juan Barjola, Eduardo Naranjo, Ángel Duarte, Mon Montoya y Javier Fernández de Molina.
El horario de visita de la muestra es de 10,00 a 14,00 y 16,00 a 20,00 horas, los domingos de 10,00 a 14,30 horas, y los lunes y festivos el museo permanecerá cerrado.



El Museo de Bellas Artes de Badajoz expondrá hasta el 28 de febrero de 2010 una muestra de casi 500 grabados de los siglos XIX y XX pertenecientes a su propia colección con obras de Francisco de Goya, Pablo Picasso y Salvador Dalí.
“Escapan entre las llamas”, “Lo mismo” o “Las camas de la muerte” son los títulos de algunas de las 80 estampas que pintó Francisco de Goya entre 1810 y 1815, rememorando los horrores de la Guerra de la Independencia. Testigo de muerte, desolación y hambre, Goya cambió la visión de la Guerra que le encargó el general Palafox. Lo que en un principio iba a ser una exaltación al heroísmo y a la valentía de los españoles en la Guerra de la Independencia, se convirtió en un retrato de las consecuencias que traen todas las guerras.